La vida
nunca es como esperamos que sea. Nuestro destino no lo escogemos, es impuesto
por múltiples influencias, tal como lo aseguran los existencialistas. Los seres
humanos buscamos siempre la felicidad sin saber qué es en realidad. Cuando hago
retrospectiva y analizo mi vida a la luz de la felicidad o la infelicidad, sólo
encuentro momentos felices y momentos tristes, pero no un estado inalterable.
Es por eso que creo firmemente que la felicidad se da cuando la suma de
momentos gratificantes es mayor que la de los ratos infelices. No hay fórmula
mágica para ser feliz, sin embargo si sabemos qué cosas o situaciones nos
causan placer, estamos más cerca de vivir agradablemente. La música, los
libros, las conversaciones fluidas, la creación de objetos o ideas útiles, las
comidas compartidas con los seres queridos, son ejemplos de cosas o situaciones
que pueden traer un poquito de felicidad. No es hedonismo, es sólo la
conciencia de que se puede vivir contento sin sentirse culpable.
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